sábado, 19 de abril de 2008

TODOS SOMOS ESPEJO

Todos somos extensiones del campo universal de energía, distintos puntos de vista de una única entidad. Esto implica ver todas las cosas del mundo, a todas las personas del mundo, y darnos cuenta de que estamos mirando otra versión de nosotros mismos. Tú y yo somos lo mismo. Todo es lo mismo. Todos somos espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se llama espejo de las relaciones. A través del espejo de una relación, descubro mi yo no circunscrito. Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la actividad más importante de mi vida. Todo lo que veo a mi alrededor es una expresión de mí mismo.

Las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última es la unidad en la conciencia. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana.

Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones. Piensa en la red de relaciones que mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones amorosas. Todas son, en esencia, experiencias espirituales. Cuando estás enamorado, romántica y profundamente enamorado, tienes una sensación de intemporalidad. En ese momento, estás en paz con la incertidumbre. Te sientes de maravilla, pero vulnerable; sientes cercanía pero también desprotección. Estás transformándote, cambiando, pero sin miedo. Te sientes maravillado. Ésa es una experiencia espiritual.

A través del espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados de conciencia. Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características. Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características que negamos en nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.

Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia.

La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más plenamente.

Lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si no tienes la capacidad para actuar con maldad.

Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean. ¿Has conocido personas que atraigan sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por qué les sucede esto una y otra vez, año tras año. No es que atraigan esa oscuridad; es que no están dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti. Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual. Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad. Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.

Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.

Las características que distinguimos más claramente en los demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones, podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros. Necesitamos reconocer, en un nivel profundo, que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente características positivas. La presencia de características negativas sólo significa que estamos completos; gracias a esa totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no circunscrito.

Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. Éste es el poder del espejo de las relaciones.


Deepak Chopra
http://www.chopra.com/

miércoles, 2 de abril de 2008

Gracias, presidente Bush

Palabras de Paulo Coelho:
Link: Gracias, presidente Bush
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Gracias, presidente Bush


Escribí la carta que viene más abajo el 9 de marzo de 2003, diez días antes de la invasión de Irak. Es el texto de mi autoría que más se ha leído hasta hoy: publicado en los periódicos más importantes del planeta, y transmitido en cadenas a través de internet, llegó a ser leído por cerca de quinientos millones de personas.


La guerra acaba de sobrepasar los cinco años de duración: más de 4.000 soldados americanos han perdido la vida, junto a un número indeterminado de iraquíes. Según la CNN (24/03/2008), “se estima que el número de muertes del lado iraquí oscila entre 80.000 y varios cientos de miles, a los que hay que añadir como víctimas a dos millones de personas que se vieron obligadas a abandonar el país, y a otros dos millones y medio que se encuentran en campos de refugiados, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas”.

Gran parte de las personas que citaba ya salieron de escena, pero la guerra continúa. No existe, por el momento, ninguna luz al final del túnel. Copio a continuación algunos trechos:

Gracias, gran líder George W. Bush.


Gracias por mostrar a todo el mundo el peligro que Saddam Hussein representa. Era posible que muchos de nosotros hubiésemos olvidado que empleó armas químicas contra su propio pueblo, contra los kurdos, y contra los iraníes. Hussein es un dictador sanguinario, una de las más claras manifestaciones del mal en nuestros días.


Sin embargo, esa no es la única razón por la que le estoy dando las gracias. Durante los dos primeros meses de 2003, usted logró mostrar muchas cosas importantes al mundo. Por eso, recordando un poema que aprendí en mi infancia, quiero decirle: gracias.


Gracias por revelar al mundo el gigantesco abismo que media entre las decisiones de los gobernantes y los deseos del pueblo. Por dejar claro que tanto José María Aznar como Tony Blair no dan ninguna importancia y no les guardan el más mínimo respeto a los votos que recibieron. Aznar consigue ignorar que el 90% de los españoles se opone a esta guerra, y Blair no le da importancia a la mayor manifestación pública que ha habido en Inglaterra en los últimos treinta años.


Gracias, porque su perseverancia forzó a Blair a presentarse ante el Parlamento con un dossier falsificado, escrito por un estudiante hace diez años, y a mostrarlo como “pruebas contundentes obtenidas por los servicios secretos británicos”.


Gracias porque, como consecuencia de sus esfuerzos por impulsar la guerra, por primera vez las naciones árabes, generalmente divididas, fueron unánimes condenando una invasión, durante el encuentro de El Cairo.


Gracias porque, debido a su retórica afirmando que “la ONU tiene una oportunidad de mostrar su relevancia”, incluso los países más descreídos acabaron adoptando una
posición contraria al ataque.


Gracias por intentar dividir a una Europa que lucha por su unificación; eso servirá como una alerta que no será ignorada.


Gracias por haber logrado lo que pocos han conseguido en este siglo: unir a
millones de personas, en todos los continentes, luchando por la misma idea,
aunque esa idea sea la opuesta a la que usted sostiene.


Gracias porque, sin usted, no habríamos conocido nuestra capacidad de movilización. Tal vez no nos sirva para nada en el presente, pero nos será útil más adelante. Ahora que los tambores de guerra parecen sonar de manera irreversible, quiero hacer mías las palabras que un antiguo rey europeo dirigió a un invasor: “Que tu mañana sea
hermosa, y que el sol brille en las armaduras de tus soldados, porque esta misma
tarde yo te derrotaré”.


Por lo tanto, aproveche su mañana y lo que ésta aún puede traerle de gloria.

Gracias por no escucharnos ni tomarnos en serio. Pero ha de saber que nosotros sí lo escuchamos y no olvidaremos sus palabras.


Gracias, gran líder George W. Bush.


Muchas gracias

 
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